Los 50 años dentro de la Orden del Lugarteniente para Italia Central, Luigi Giulianelli

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Luigi Giulianelli

El Caballero Gran Cruz, Luigi Giulianelli, Lugarteniente encargado de Italia central, ha celebrado en 2017 sus 50 años de presencia en la Orden. A través de su testimonio recorremos estos decenios de la historia de la Orden en una de sus Lugartenencias.


¿Qué es lo que le motivó para entrar en la Orden?

Al principio, tomé esta vía porque estaba inspirado por la tradición de mi padre. Entré muy joven en la Orden del Santo Sepulcro, hace 50 años, el 21 de diciembre de 1967. Mi padre falleció joven, a los 61 años, y el Lugarteniente de la época, el abogado Cioccetti, me llamó para invitarme a estar más presente en la vida de la Lugartenencia, pidiéndome ejercer el papel de Maestro de ceremonias, una función que realicé hasta el 8 de octubre de 2017.


Pensando en todos estos años, ¿hay algún momento en particular que ha amado más y que ha renovado su intención de realizar mejor la misión que ejercía en la Orden?

Todas las Investiduras. Cada vez que un nuevo Caballero o una nueva Dama entra en la Orden, es un momento de alegría. Tuve la gracia de vivir numerosas investiduras y cada ceremonia es diferente. Otro momento del que me acuerdo con un afecto particular es la peregrinación internacional que conduje a Lourdes en el 2005. Los numerosos Caballeros y Damas presentes en la gruta frente a la Virgen, la ceremonia intensa y todo el contexto me dieron un impulso fuerte y renovaron mi compromiso en el seno de la Orden. Durante estos 50 años, no he faltado nunca a una ceremonia importante y estoy muy agradecido por ello.


Podemos decir que la Orden se ha convertido en cierta manera en una familia para usted…

Absolutamente. Primero porque tuve la posibilidad de colaborar siempre con personas, los Lugartenientes, con las que se creó un clima familiar: Cioccetti, Alberti Poja, Lamberto Cantuti Castelvetri, Mario Cantuti Castelvetri, Consoli Palermo Navarra y Petrillo. Siempre hemos tenido relaciones marcadas por el respeto. El hecho de formar parte de la misma familia también se hace sentir en el momento de los encuentros de Lugartenencia cada primer viernes de mes en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén con el Gran Prior y durante otros momentos espirituales (retiros y preparación para los tiempos fuertes de la vida de la Iglesia). Las ocasiones de encuentro y de intercambios fraternales más espontáneos tampoco faltan. Además, al ser Roma el brazo operacional del Gran Magisterio, también he participado en ese ámbito, teniendo la posibilidad de mantener relaciones con el órgano central de la Orden.


La peregrinación a Tierra Santa es una experiencia decisiva para un miembro de la Orden. ¿Hay un lugar en particular que sea más significativo para usted en esa tierra en la que todos los Caballeros y Damas están tan unidos?

El lugar del que nos acordamos durante toda la vida es sin duda alguna el Santo Sepulcro. Entrar en el Edículo uno a uno y permanecer arrodillado delante del Sepulcro vacío de Cristo durante unos minutos es una experiencia única. Viniendo de una familia muy católica, esto fue para mí un momento de confirmación de mi fe. También tuve la posibilidad de visitar estos lugares con Mons. Natalino Zagotto que había ido a Tierra Santa más de cien veces: es importante poder descubrir los Lugares Santos guiado por alguien que los conozca verdaderamente bien.


¿Hay un pasaje de las Escrituras que le emocione más que otros?

Me gustan en particular los textos que se leen durante la Velada de armas y de Oración con sus tres lecturas y sus tres salmos que hablan de Jerusalén. Se ve a Jerusalén como un punto de llegada ya sea en la tierra como en el cielo. Las lecturas terminan con el Evangelio de la Resurrección.


¿Cómo vivió su nombramiento como Lugarteniente?

Con el paso de los años, fui Maestro de ceremonias, presidente del Latium, Secretario y canciller, y ahora se me pide ejercer la función de Lugarteniente. Primeramente dudé, pero luego vi que había alrededor mío muchas expectativas y decidí aceptar. La emoción fue fuerte, sobre todo cuando el Gobernador general me entregó el decreto por el cual S.E. el cardenal O’ Brien me nombraba Lugarteniente para Italia central. Lo que más me gustó fue el contexto en el que tuvo lugar: todos los Caballeros y Damas – que yo mismo investí durante todos estos años – se felicitaron por esta decisión y eso me animó.


La Orden tiene una historia larga pero, como toda la Iglesia, vive con su tiempo abriéndose al cambio, velando al mismo tiempo para no contravenir a la tradición. ¿De qué cambios ha sido testigo en estos últimos cincuenta años?

Nuestras ceremonias siguen siendo idénticas y esto nos ayuda a mantener la tradición y a actualizarla año tras año sin que se convierta simplemente en “historia” sino que también sea un componente vivo del “presente”. El elemento que cambia es el de los nuevos miembros: tenemos cada vez más jóvenes que piden formar parte de nuestra Orden. En la última Investidura, más del 40% de los admitidos tenían menos de 40 años. También observamos una necesidad creciente de espiritualidad y hemos decidido, gracias al apoyo de los Priores, dar una dimensión estrictamente espiritual a la preparación con los candidatos para la investidura, que dura un año.


Entrevista realizada por Elena Dini


(Primavera 2018)