La aportación de los laicos y de las familias a la vida de la Iglesia

El testimonio de la Delegada Magistral de Noruega, Helene Lund

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La aportación de los laicos y de las familias a la vida de la Iglesia

En 1988 el Papa Juan Pablo II publicó la Exhortación apostólica Christifideles Laici en la que se solicita el rol de los laicos en el interior de la Iglesia católica. “Con la presente Exhortación deseo invitar nuevamente a todos los fieles laicos a releer, a meditar y a asimilar, con inteligencia y con amor, el rico y fecundo magisterio del Concilio sobre su participación en el triple oficio de Cristo: sacerdotal, profético y real” (Cl 14).

La Iglesia está llamada en su totalidad a trabajar en la viña del Señor y, en esta misión que le ha sido confiada, “los fieles laicos tienen un puesto original e irreemplazable: por medio de ellos la Iglesia de Cristo está presente en los más variados sectores del mundo, como signo y fuente de esperanza y de amor”. (Cl 7).

La Orden del Santo Sepulcro, como institución laica colocada bajo la protección de la Santa Sede, se siente muy interesada por esta llamada. Durante su visita en Roma para la reunión de los Lugartenientes europeos, Helene Lund, Delegada magistral para Noruega desde el 2013, confió al Servicio de Comunicación del Gran Magisterio de la Orden algunas reflexiones sobre el tema: “La mayoría de los fieles de la Iglesia son laicos y estamos llamados a testimoniar de nuestra fe y participar en la misión de la Iglesia. Así, trabajar con otros laicos y estar en una Orden compuesta mayoritariamente de laicos, pero ayudada por el acompañamiento de los sacerdotes es una bendición, y esto anima a las personas a interpretar su vida diaria a la luz de la Iglesia”.

Casada y madre de dos hijos, Helene considera el vínculo con Tierra Santa como un “asunto de familia”, vivido en comunión tanto con su marido como con sus hijos, con los cuales la pareja prevé hacer una peregrinación en el próximo otoño. Respecto a la importancia de la vida familiar, añade: “Creo que es importante, cuando nuevos miembros integran la Orden, hay que invitarlos a reflexionar sobre sus vínculos familiares. La pertenencia a la Orden debe ser algo que une y es primordial tener el apoyo del cónyuge para que sea una bendición para la familia”.


(3 junio 2015)