«Deseo servir a la Orden en la continuidad con mi predecesor»

Entrevista exclusiva con el Embajador Leonardo Visconti di Modrone, nuevo Gobernador General de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén

Print Mail Pdf

Visconti di Modrone

Excelencia, ¿cuáles son sus sentimientos en el momento de su entrada en funciones como Gobernador General de la Orden del Santo Sepulcro? ¿Qué siente profundamente?

Me habita una cierta aprensión al ser consciente de que se trata de un cargo muy importante en la Iglesia al servicio de nuestros hermanos de Tierra Santa. El Profesor Agostino Borromeo ha dedicado su vida profesional a la historia de la Iglesia y siempre ha vivido su compromiso en la Orden como una misión eclesiástica, por ello estaba excelentemente preparado para asumir durante dos mandatos esta responsabilidad de Gobernador. Rindámosle homenaje ya que el balance es floreciente: nunca se han visto tantos miembros ni tantos donativos. En cuanto a mi experiencia, es muy diferente a la suya. He servido a mi país dentro de mi carrera diplomática, como embajador, lo que me ha dado la oportunidad de tejer relaciones en primer plano a nivel internacional, lo que seguramente será útil a nuestra institución pontificia cuya dimensión es universal. Sin embargo, me queda mucho por aprender aún de mis hermanos, Caballeros y Damas, repartidos por el mundo entero, y cuento con que Agostino Borromeo me acompañe, sobre todo en la primera fase de mi mandato de cuatro años. Deseo servir a la Orden en la continuidad con mi predecesor.


Nos acaba de hablar de su gran experiencia diplomática, ¿en qué podrá ser particularmente útil para el ejercicio de sus nuevas funciones al lado del Gran Maestre, a la cabeza de la Orden?

Las Lugartenencias y Delegaciones Magistrales que estructuran la vida de la Orden en todos los continentes son parecidas a las embajadas para un gobierno. Al mirar el mapa de nuestras representaciones periféricas en muchos países, pienso en mi trabajo que consistía -durante más de cuarenta años- en dialogar con una red diplomática multilateral. Es esta experiencia de diálogo lo que puedo poner a disposición de la Orden para favorecer el concierto en el intercambio, la coherencia en la acción y una dinámica de comunión entre ellas. Deberé visitar las Lugartenencias, mantener contactos frecuentes con nuestros responsables locales, en la continuidad con lo que realizó el Profesor Borromeo y respetando las directivas de nuestro Gran Maestre nombrado por el Santo Padre, Su Eminencia el cardenal Edwin O' Brien. Él mismo da ejemplo: viaja mucho para encontrarse con nuestros miembros, incitar su vida espiritual y su misión de servicio a la Iglesia Madre que está en Tierra Santa. Sus visitas sobre el terreno desde hace algunos años han revitalizado a la Orden de manera excepcional.


Su brazo derecho, el Embajador Alfredo Bastianelli, Canciller de la Orden desde hace un año aproximadamente, ha sido uno de sus colaboradores más cercano en la carrera diplomática. ¿Cómo va a funcionar el tándem que van a formar juntos?

Efectivamente, me alegra volver a encontrarme con mi amigo y colega el Embajador Alfredo Bastianelli. Hemos trabajado juntos en el ministerio italiano de asuntos exteriores con confianza durante muchos años. Como Canciller de la Orden, su conocimiento de los expedientes en curso me va ser de gran utilidad, sobre todo durante los primeros pasos como Gobernador General. Vamos a seguir trabajando con gran proximidad y complementariedad como ya hemos trabajado anteriormente durante nuestra carrera diplomática común.


¿Cuál es en su opinión la actualidad de la Orden y los desafíos que debe superar en los años venideros?

La Orden es importante para la Iglesia y la sociedad, pero merece una mayor consideración ya que la opinión pública e incluso el mundo político la desconoce. Por ejemplo, nos honra que el presidente de la República italiana, Sergio Matarella, sea miembro de la Orden. Su compromiso podría inspirar a otras autoridades que, al acercarse a nuestra institución pontificia, contribuirían desarrollando una sinergia al servicio de los habitantes de Oriente Medio que sufren tanto en este tiempo de "guerra mundial a pedazos" según la expresión del Papa. Nuestra acción en Tierra Santa es esencial, en particular a través de las obras educativas que sostenemos en Jordania, Palestina, Israel y Chipre, sobre el vasto territorio del Patriarcado latino de Jerusalén. Tendremos aún que aumentar nuestra comunicación para participar en iniciativas a favor de la justicia y la paz en esta región del mundo donde las poblaciones aspiran a la fraternidad y serenidad en el diálogo de las culturas y el respeto de las diversas tradiciones religiosas.


El Papa cuenta con la Orden del Santo Sepulcro para seguir ayudando a los cristianos de Oriente Medio, cuyo rol de mediador es esencial: forman como un puente entre las comunidades, testigos de la apertura al otro y actores de diálogo en fidelidad al Evangelio de Cristo. Para poner en ejecución todavía mejor esta misión, según usted, ¿qué debería mejorar la Orden en su funcionamiento? 

El Santo Padre nos invita a la coherencia evangélica. Sus directivas nos interpelan: debemos dar mucho menos importancia al aspecto exterior de nuestra pertenencia a la Orden y privilegiar nuestro compromiso interior y espiritual, con el fin de arraigar en profundidad nuestro combate para el diálogo y la justicia social en Tierra Santa. Mi concepción de la Iglesia está en completo acuerdo con la del papa Francisco y deseo que los miembros de la Orden pongan cada vez más el rumbo hacia el Evangelio vivido dejando de lado todo lo que podría evocar de cerca o de lejos la vanidad, el orgullo y la “modernidad”. En mi familia, es esta expresión de la fe católica la que mi esposa y yo procuramos transmitir a nuestros tres hijos y es también lo que testimoniamos ahora con nuestros seis nietos. La humildad es el único camino para que irradie desde aquí abajo la alegría del Reino de Dios.


¿Cuál es el primer mensaje que desearía dirigir a los miembros de la Orden en este momento histórico de su toma de funciones?

Llamo a todos los miembros de la Orden a la unidad y les pido que refuercen su participación efectiva en la resolución de problemas en Tierra Santa, especialmente yendo allí lo más a menudo posible de peregrinación y contactando con las personas. Por mi parte me han marcado mucho desde la adolescencia las peregrinaciones a Tierra Santa -he tenido la suerte de vivir algunas en un kibboutz a los 13 años con otros peregrinos y mi párroco- y creo que tenemos que hacer todo lo posible para que los más jóvenes amen esta tierra donde el Dios hecho hombre dio su vida para enseñarnos a vivir como hermanos. En este sentido, las celebraciones litúrgicas no deben ser sobredimensionadas con relación a nuestra misión de solidaridad, tienen sentido sólo para alimentar espiritualmente nuestro compromiso al servicio de las obras de la Iglesia sobre los territorios bíblicos que el Papa confía a nuestra atención. Para ello tenemos que crear una unión local con todas las fuerzas locales políticas, sociales y económicas, deseosas de favorecer la paz y la justicia en esos territorios de sufrimiento y esperanza. Preparemos la Consulta de 2018, que reunirá a los responsables de la Orden, para acoger nuestros nuevos Estatutos y así  adaptar juntos nuestra acción a la problemática que nos espera. La urgencia es la coherencia.


Entrevista realizada por François Vayne,
para el Servicio de Comunicación del Gran Magisterio de la Orden del Santo Sepulcro


(29 de junio 2017)

BREVE CURRÍCULO DEL EMBAJADOR LEONARDO VISCONTI DI MODRONE

Leonardo Visconti Di Modrone nació en Milán en 1947.

Diplomado en economía y comercio desde 1970.

Después de haber integrado, tras unas oposiciones, una carrera diplomática en 1971, sirvió en las sedes diplomáticas italianas de Nueva York (ONU), el Cairo, Londres, Viena y Madrid y efectuó misiones en el extranjero: en diferentes países europeos,  América del Norte y del Sur, África, Oriente Medio y Asia.

Fue consejero en la Presidencia del Consejo de ministros para diez jefes de Gobierno diferentes, luego - de 2005 a 2010 - jefe del ceremonial diplomático de la República italiana.

Prosiguió y concluyó su carrera en 2012 como embajador de Italia en España, ejerciendo más tarde diversas funciones para el Gobierno italiano, últimamente ha sido consultor en la organización de la Cumbre del G7 en Taormina.

Es miembro del Gran Magisterio de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén desde 2014.

Casado con Anna Sanfelice di Monteforte desde 1971, tiene tres hijos y seis nietos.