«Tierra Santa está en nosotros»

Peregrinación del personal del Gran Magisterio

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Peregrinación del personal del Gran Magisterio

El personal que trabaja en la sede romana de la Orden del Santo Sepulcro y sus responsables han podido vivir cinco días extraordinarios de peregrinación en Tierra Santa por invitación del Cardenal Edwin O’Brien, del 1 al 5 de febrero.

El Gran Magisterio deseaba que para esta ocasión el personal del Gran Magisterio pudiera visitar las instituciones que la Orden apoya y encontrar a las personas que coordinan esta ayuda en los servicios del Patriarcado latino de Jerusalén.

Por ejemplo, el grupo fue a Jaffa de Nazaret, a una escuela parroquial de 500 alumnos que se ha ampliado, uno de los mayores proyectos de estos últimos años en los que Caballeros y Damas han participado generosamente.

Ese mismo día, después de haber participado en la misa, presidida por el Gran Maestre a orillas del lago Tiberíades, los peregrinos meditaron en el lugar de la multiplicación de los panes y la montaña de las bienaventuranzas, así como en la basílica de la Anunciación, intentando interiorizar esta bella expresión matinal de Mons. Fortunato Frezza, Maestro de ceremonias de la Orden: «Tierra Santa está en nosotros».

Esta afirmación se verificó progresivamente en cada uno de los participantes, mientras que la peregrinación siguió adelante hacia Jerusalén, con una misa al día siguiente en el Calvario, seguida de un tiempo de meditación en el Cenáculo y una marcha hasta el Muro occidental del Templo.

La etapa en el hospital de san Luis de Jerusalén, que recibe a enfermos al final de la vida gracias a la ayuda económica de la Orden, judíos, musulmanes y cristianos, fue uno de los mejores momentos de esa estancia. «No añadimos días a la vida, sino más bien vida a los días», explica sor Monika, directora de este establecimiento, mostrando así hasta qué punto el compromiso por la dignidad de la persona humana puede reforzar concretamente el diálogo interreligioso.

La víspera del regreso, el grupo fue al Santo Sepulcro por la mañana temprano para celebrar, en la tumba vacía, una misa durante la cual —apretados unos con otros— los miembros del personal del Gran Magisterio experimentaron un sentimiento de profunda solidaridad espiritual, formando más que nunca una familia y llevando en la oración las plegarias de los 30.000 miembros de la Orden.

Después se fueron al Monte de los Olivos, a Getsemaní, antes de ir a la universidad de Belén, centro importante de enseñanza que funciona en gran parte gracias a la generosidad de la Orden, llevando desde su fundación en 1973 una verdadera esperanza a toda la juventud que sufre en Palestina. La comida, acompañados por algunos representantes de los 3.000 estudiantes de la universidad, ayudó a aclarar a los peregrinos la difícil situación a la que se enfrentan los palestinos por culpa del triste Muro de separación y la colonización de sus tierras.

Más tarde, después de haber rezado en la Gruta de la Natividad, el grupo pasó la tarde en el Hogar Niño Dios, obra en la que la Orden contribuye ampliamente, acompañando a niños discapacitados y abandonados, que las religiosas del Instituto Verbo Encarnado rodean de cariño y amor. El último día, durante una misa en el Pequeño Cenáculo, en Jerusalén, el predicador propuso que cada peregrino pidiera al Señor que le ayudase a realizar la misión terrestre para la que ha sido creado desde siempre, recordando que Dios no espera un sí definitivo a su voluntad para hacer milagros. La delegación también meditó en la basílica de la Dormición y en la iglesia de san Pedro en Gallicantu, cerca de la antigua escalinata que seguramente utilizó Jesús y que unía esta ciudad con Getsemaní.

Antes de salir —en ausencia del Administrador apostólico que se encontraba con el Papa en Abu Dabi— Mons. Giacinto-Boulos Marcuzzo, Vicario patriarcal en Jerusalén, acogió amistosamente al personal del Patriarcado latino, dirigido por Sami el-Yousef.

Esta peregrinación histórica ha permitido generar nuevos vínculos de colaboración entre Roma y Jerusalén. El descubrimiento de los lugares santos ha multiplicado la motivación de trabajo para varios empleados del Gran Magisterio, renovando en todos el entusiasmo de servir a la Iglesia a través de la Orden del Santo Sepulcro.

 

François Vayne


(8 de febrero 2019)