Deir Rafat, el pulmón espiritual de la diócesis de Tierra Santa

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El Santuario de Deir Rafat

Celebrada el 25 de octubre según el calendario litúrgico, la fiesta de la Bienaventurada Virgen María, Reina de Palestina, reúne cada año a miles de fieles en su santuario de Deir Rafat.

 

Fundado por el Patriarca Luigi Barlassina en los años 1920, este lugar de peregrinación es de gran importancia para los cristianos palestinos y toda la diócesis de Tierra Santa.

El 15 de julio de 1920, el recién nombrado Patriarca de Jerusalén, el italiano Luigi Barlassina, hizo su entrada solemne en la basílica del Santo Sepulcro. En esta ocasión, decidió poner a Palestina bajo el patrocinio de la Madre de Dios, la verdadera gobernante de esa tierra que las crecientes tensiones entre árabes y judíos empezaban a desgarrar lentamente (que llevarían posteriormente a los disturbios de 1929 y, más tarde, a la Gran Revuelta de 1936-1939). «Nosotros te suplicamos que mires sobre Palestina, que más que cualquier otra región te pertenece, imperio que tú agraciaste con tu nacimiento, con tus virtudes, con tus dolores. (...) Vela, pues, con especial protección a tu Patria Terrenal, disipa de ella las tinieblas del error porque allí brilló el Sol de la Justicia eterna», implora Mons. Barlassina en una oración compuesta por él mismo y dedicada a la «Reina de Palestina».

 

Un santuario para la «Reina de Palestina»

El Patriarca decidió concretar aún más este patrocinio erigiendo un santuario donde la Virgen María pudiera ser honrada por los fieles de la diócesis de Tierra Santa, bajo el título de «Reina de Palestina». El lugar elegido fue Deir Rafat, a medio camino entre Tel Aviv y Jerusalén, una región donde las Sagradas Escrituras describen algunas de las hazañas de Sansón, el último juez del antiguo Israel (Jueces, 13-16). La construcción de la iglesia, diseñada por Maurizio Gisler (1855-1940), monje benedictino de la Abadía de la Dormición, comenzó en 1925; se terminó en 1927 y fue inaugurada al año siguiente por el propio obispo Barlassina.

El techo del edificio, así como parte de las paredes, fueron decorados por un artista palestino que, a petición del Patriarca, pintó el famoso saludo del arcángel Gabriel a la Virgen de Nazaret - «Ave María»- en 280 idiomas. A la izquierda de la nave se encuentra un cuadro realizado por una monja franciscana, que representa a la madre de Cristo bendiciendo Tierra Santa desde el Monte Carmelo hasta Jerusalén, mientras dos ángeles le entregan el cetro y la corona, símbolos de su realeza.

Desde entonces se celebraba a la Reina de Palestina el último domingo de octubre. Esta solemnidad fue aprobada posteriormente, en 1933, por el papa Pío XI. Monseñor Barlassina pidió que la súplica de 1920 se recitara periódicamente en las parroquias y comunidades religiosas de Tierra Santa, con el fin de difundir la devoción lo más ampliamente posible.

 

Las rosas de los Caballeros

Ésta adquirió renombre internacional cuando, por el decreto «Est quidem notum» del santo padre Juan Pablo II (21 de enero de 1994), la «Regina Palestinae» fue proclamada patrona de la Orden del Santo Sepulcro. De hecho, el apego de los Caballeros y Damas a su Reina se remonta a los orígenes mismos de esta devoción. Además la Orden financió en gran medida la construcción del santuario. Hay una historia en particular que ilustra esto. Estamos hablando del año 1934. Dos caballeros italianos, Giuseppe Folonari, de Brescia, y Roberto Malinverni, de Turín, deciden peregrinar a Tierra Santa. Salieron de Milán en su propio avión y aterrizaron en el aeropuerto militar de Ramleh, tras un viaje de 5.000 km. Una vez terminada la visita a los Santos Lugares, los dos hombres vuelv,en a subir a su avión, pero no quieren regresar a Italia sin pasar por Deir Rafat. Entonces la avioneta que había despegado de Ramleh, sobrevoló el santuario hasta rozar la cima. Fue entonces cuando Folonari abrió la puerta del avión y lanzó el ramo de rosas que él y su acompañante llevaban consigo. «Una emoción indescriptible llenó nuestros corazones», recordó más tarde. El homenaje a la Reina había sido realizado: ¡los Caballeros podían volver a casa!

La imagen y la oración traducidas en varias lenguas cruzaron poco a poco las fronteras de la diócesis de Tierra Santa... hasta llegar a Polonia, a Praszka, en la archidiócesis de Czestochowa, donde un pequeño santuario, fundado por un piadoso Caballero polaco del Santo Sepulcro, está dedicado a Nuestra Señora de Palestina.

 

Deir Rafat y los cristianos palestinos

Es normal que los lugares bimilenarios de la Redención -Nazaret, Belén o Jerusalén- atraigan a muchos más peregrinos que un santuario construido hace menos de un siglo. Sin embargo, los cristianos de Israel y Palestina «conocen Deir Rafat y les gusta acudir allí para venerar a su patrona, para pedir la protección para sus familias y, sobre todo, para Tierra Santa», observa Mons. William Shomali, vicario patriarcal para Jerusalén y Palestina. Numerosas personas se reúnen en el santuario cada último domingo de octubre. Muchos de ellos, sin embargo, necesitan un permiso especial para participar en este evento festivo y unificador; «el Patriarcado latino se las ingenia para obtener unos mil permisos cada año», dice Mons. Shomali.

Además de esta fiesta anual, el santuario «nacional» ha acogido muchos de los acontecimientos más importantes de la historia de la diócesis. El vicario patriarcal recuerda dos en particular: la consagración de toda Tierra Santa a la Virgen María, que fue «un momento de gran comunión eclesial» (31 de octubre de 2010, una semana después de la clausura del Sínodo de los obispos para Oriente Medio) y la apertura del proceso sinodal deseada por el papa Francisco (30 de octubre de 2021) en presencia de 2000 fieles.

También fue en Deir Rafat donde Mons. Giacomo Beltritti, Patriarca latino de Jerusalén de 1970 a 1987, pidió retirarse tras entregar su cargo, por razones de edad. «Hombre de fe, quiso dedicar el resto de su vida a la oración y la meditación a la sombra del santuario de Nuestra Señora de Palestina», acogiendo a los peregrinos, enseñando el catecismo a los niños y celebrando la misa para las hermanas allí presentes, dice Mons. Shomali. De hecho, son las actividades auxiliares del santuario las que han contribuido a su popularidad.

 

Las monjas de Belén, una presencia de oración en el santuario

En 1928, Deir Rafat fue confiado al cuidado de las Hermanas de santa Dorotea; hasta 1948, también dirigieron el orfanato y la escuela de formación profesional en los edificios adyacentes a la iglesia, donde se encontraba la primera imprenta del Patriarcado latino. Desde 1975, la misma congregación dirigió una escuela primaria para niños de familias con dificultades; tras su cierre en 2006, las Hermanas de santa Dorotea abandonaron el santuario.

En 2009, el patriarca Fouad Twal pidió a las monjas de la Familia monástica de Belén que aseguraran una presencia libre de oración y adoración. «Permanecemos ahí, en silencio y en oración, llevando ante Dios a los peregrinos que vienen a rezar a este lugar bendito», nos testimonia una de ellas. En este lugar «universal», donde también es posible hacer un retiro en soledad, «todo el mundo se encuentra como en casa», añade, recordando en particular el paso de un grupo de peregrinos que acudió a la iglesia para rezar. Cada uno de ellos trató de encontrar su lengua materna entre los 280 idiomas pintados en el techo. Entonces «un anciano se pone a llorar, porque acaba de descubrir "su" lengua, el armenio... Su país está allí, bajo la protección de la Reina». Este tipo de historias son numerosas.

El santuario mariano acoge a cristianos de todas las confesiones, pero también a judíos y musulmanes. ¿Qué están buscando? «Un lugar de paz; un lugar donde se reza; un lugar o un momento donde uno se siente seguro, donde es recibido por lo que es, una persona a la que hay que querer; vienen a buscar un testimonio de Fe», es la respuesta de las monjas de Belén. Cristianos, judíos y musulmanes se codean así a los pies de la Reina de Palestina, para depositar un mismo deseo y una misma oración: la paz del corazón, la paz en las familias y la paz para esta hermosa tierra de Jesús. 

 

Manuella Affejee

 

(Octubre de 2022)